Recorre este increíble país en tan solo una semana

Una semana puede parecer poco tiempo para conocer un país, por eso tenemos claro que volveremos tantas veces como sea posible. Acompáñanos en nuestro viaje, con todos los destinos, restaurantes y actividades que incluimos en nuestra ruta.

Pensamos que es una aventura digna de repetir, ahora solo queda animarte a ti a que viajes a Irlanda: un destino lleno de aventuras, diversión, naturaleza, música, colores y nuevas experiencias.

¿No nos crees? ¿Por qué no lo compruebas tú mismo?


LLEGADA A DUBLÍN (DÍA 1)

El 1 de julio de 2023, llegamos al aeropuerto de Dublín. En cuanto logramos salir, sus calles nos sorprendieron, no por el tamaño de los edificios, sino por su pintoresca belleza. Bares, tiendas, restaurantes, pequeños y grandes negocios, parques, naturaleza y gente en cada rincón. Sin duda, una ciudad llena de vida.

Visitamos la famosa estatua de una antigua pescadera de la capital: Molly Malone, que protagoniza la letra del himno popular de Irlanda.

También vimos The Spire, un obelisco difícil de ignorar, pues su altura alcanza los 120 metros, convirtiéndose en una de las esculturas más altas del mundo.

Y si creías que por estar en una gran ciudad no ibas a encontrar naturaleza, te equivocas. St. Stephen’s Green Park es un espacio lleno de vegetación, perfecto para los amantes de los animales. Está lleno de patos, cisnes, palomas, ardillas y gaviotas. Aunque está prohibido alimentarlos, estos curiosos animales se acercarán a ti en busca de comida, así que no te alarmes si alguno se arrima más de la cuenta.

Para los fans de la historia, en este mismo parque hay guías por todos lados explicando el trasfondo de las esculturas que hay tanto dentro como fuera de aquellos muros.

Llegamos bastante tarde, por lo que apenas hubo tiempo de hacer turismo, pero cenamos algo y decidimos visitar el Ficzsimons Temple Bar y The Old Storehouse, ambos con música en directo y un ambiente agradable a la par que divertido.

Aquella noche nos alojamos en el Arlington Hotel, debido a un imprevisto en nuestra reserva original y a que era el único lugar al que pudimos acudir a esas horas de la noche. ¡No podríamos habernos alegrado más de aquel malentendido! Pues nos terminamos hospedando en un lugar impresionante.


GOREY (DÍA 2)

Por fin, visitamos a nuestros amigos en esta encantadora ciudad. Debido al extraordinario clima que se da en esta zona de Irlanda, por estas fechas la gente suele ir a la playa, ¡así que eso hicimos! Eso sí, sigue siendo el Atlántico y bañarse en estas aguas es digno de valientes.

Por si te estás preguntando cuál es el mejor lugar de baño para disfrutar cerca de Gorey, aquí te dejo las playas que visitamos:

  • BALLYMONEY BEACH: famosa por su tranquilidad y sus increíbles vistas. Si buscas un sitio donde tomar el sol mientras los niños se divierten en el agua o escalan pequeñas colinas, este es tu lugar.
  • COURTOWN BEACH: aunque no sea tan grande como la anterior, lo mejor de esta playa probablemente sea que permite pasear tanto en la cálida arena como rodeado por completo de árboles, pues está pegada al bosque. Además, para los jóvenes (y no tan jóvenes), hay pequeñas tiendas y bares que te permiten recuperar las fuerzas después del baño. Tomar un 99 (como llaman allí a los conos de helado) es casi imprescindible.
  • CAHORE BEACH: si bien es cierto que hay playa, lo que verdaderamente merece la pena aquí es el paseo de piedra que se adentra en el mar. Desde allí saltamos y volvimos a saltar, una y otra vez. Si hace buen tiempo, también se suele ver a niños cazando cangrejos con pequeñas trampas hechas a mano.

Para finalizar el día, hicimos una barbacoa al verdadero estilo irlandés, aunque una tortilla de patata, jamón ibérico y vino español (que compramos en el Tesco) no pudieron faltar. Cantamos algunas canciones y finalmente dormimos en casa de uno de los miembros de la familia.


WESTPORT KILKENNY Y CORK (DÍA 3)

WESTPORT

Cogimos fuerzas y en la mañana pusimos rumbo a Kilkenny, aprovechando durante el viaje para ver Westport a través de la ventanilla del coche.

KILKENNY

Una vez llegamos a nuestro destino, aparcamos el coche en Market Cross Shopping Centre, para poder dar un agradable paseo. Visitamos el Castillo de Kilkenny, los jardines de dicho castillo y más tarde, decidimos comer en The Rafter Dempsey’s.

No hubo mucho tiempo para más, pues por la tarde pusimos rumbo a nuestro nuevo destino: Cork.

CORK

Tras llegar a esta pintoresca ciudad, dejamos el equipaje en Yugo Amis House, donde nos hospedamos. Llamó mucho nuestra atención este alojamiento, que estaba dividido en apartamentos, a su vez divididos en habitaciones individuales y cada uno con una cocina y una sala de estar comunitarias. Además, no tuvimos tiempo de investigar aquel lugar, pero ofrecía muchas otras salas y actividades, pensadas en principio para universitarios.

Al salir del apartamento, nos encontramos con unas calles algo vacías y poco animadas, pero decidimos atribuir dicho ambiente al hecho de que fuera lunes. Igualmente, encontramos el lugar encantador y, aunque dimos una vuelta por la zona buscando marcha, disfrutamos de preciosas estatuas como Holy Trinity, o monumentos como la Catedral de Saint Fin Barre’s (personalmente, la catedral más bonita que he visto en todo el viaje).

Cabe destacar una pintura que no conocíamos pero dicen que es muy famosa, es la obra de Asbestos: What is home?

Cenamos en el Milano, pues se nos hizo tarde y había pocos restaurantes que siguiesen sirviendo cenas. Os recomendamos la pizza, con una de las masas más finas que hemos probado.


FERMOY, LIMERICK Y GALWAY (DÍA 4)

FERMOY

Por la mañana desayunamos en Bean & Leaf, de camino a Fermoy. Un par de hot chocolates, un latte, galletas, tostadas y un popular scone (dulce irlandés) para recargar energías, pues fue probablemente el día más largo de nuestro viaje.

Pasamos por Fermoy para conocer la fábrica de Faber-Castell, pero no estaba abierta al público, así que seguimos rumbo a Limerick.

LIMERICK

Ya en nuestro destino, visitamos The King John’s Castle: un espacio interactivo con elementos didácticos para los más jóvenes y los más mayores. Eso sí, todo en inglés. Lo más impresionante fue ir escuchando las historias de cada personaje del castillo, unido al enorme patio con todo tipo de actividades e ideas de fotos divertidas. Definitivamente, es un espacio que lograrán disfrutar tanto los amantes de la historia, como los no tan fanáticos de este ámbito. Además, a pesar de la lluvia logramos subir a las torres, desde donde se apreciaba la ciudad y se distinguían grandes obras como Saint Mary’s Church.

Tras aquella visita al castillo, fuimos a comer a Hamptons, un restaurante situado a unos 15 minutos andando de donde nos encontrábamos.

GALWAY

Sin apenas detenernos, partimos hacia Galway, un lugar que, si sois fans del cantante Ed Sheeran, os sonará por su famosa canción Galway Girl. Curiosamente, allí descubrimos que esta no era la versión original, pues la primera canción con aquel título es de Steve Earle.

Aun así, nos sacamos un par de fotos en Eyre Square junto a la escultura de la chica de Galway. Allí no solo posamos y disfrutamos de la música callejera, sino que admiramos el ambiente lleno de luz y color que nos rodeaba.

Paseamos por aquellas pintorescas y animadas calles hasta que decidimos ir a cenar a The King’s Head. Esta vez, lo hicimos en ‘horario irlandés’, por lo que tuvimos tiempo de sobra para disfrutar de las preciosas vistas sobre el Wolfe Tone Bridge al atardecer: un puente lleno de candados, lazos, cordones y promesas.

No contentos con eso, fue un día agotador, sí, pero nos tentaba la música en directo de cada bar por el que pasábamos. Finalmente, nos animamos a entrar a Monroe’s Tavern y disfrutamos de las canciones que brindaban un dúo de violín y guitarra acústicos. Terminamos nuestras cervezas y salimos a la calle en busca de otro pub.

(Haz click en el enlace para ver un extracto del concierto)

IMG_3730.MOV

Nos llamó la atención el 1520 Bar, así que entramos y no nos fuimos al apartamento hasta que el cantante tuvo que marcharse y dejó de tocar. Pensamos que ya era suficiente y pedimos un taxi que nos llevó al lugar donde nos hospedamos aquella noche, que se encontraba a unos minutos en coche de Galway.

(Haz click en el enlace para disfrutar del segundo concierto)

IMG_3735.MOV


CLIFFS OF MOHER (DOOLIN), CONNEMARA Y CLIFDEN (DÍA 5)

DOOLIN

Por la mañana desayunamos en nuestro apartamento y fuimos a Doolin, donde reservamos un ferri para poder ver los impresionantes acantilados de Moher. Para los interesados, la empresa se llama Liam and William Doolin Ferri.

El viaje duró aproximadamente una hora y la marea no dejaba de balancear bruscamente la proa del barco, lo cual según nos explicaron era completamente normal. A nosotros nos gustan las emociones fuertes y salimos con la misma sonrisa con la que entramos, pero algunas personas que se encontraban mal del estómago no tuvieron la misma suerte. Si sueles marearte en barco, quizá esta no sea una actividad para ti, aunque hay otra opción: desde la embarcación logramos ver a un grupo caminando en lo alto de los acantilados. Según el guía del viaje, aquel paseo era la segunda atracción turística más famosa de Irlanda.

Comimos en The Ivy Cottage, un pequeño restaurante cerca del ferri. Cuando terminamos, montamos en el coche, esta vez para dirigirnos a Connemara y, por el camino, nos topamos con el Castillo de Dunguaire.

CONNEMARA

Por el camino, cruzando el Parque Nacional de Connemara, nos vimos rodeados de ovejas y de imponentes paisajes que, pese a la lluvia, no pasaban desapercibidos.

Nuestro objetivo era la Abadía de Kylemore. Este monumento era espectacular y, aunque debido a la hora no pudimos visitarlo por dentro, desde el otro lado del puente se lograba apreciar la majestuosidad de aquella obra. Rodeada de naturaleza y blanca como la nieve, destacaba entre los nenúfares y las calmadas aguas y robaba la atención de todos los presentes.

CLIFDEN

Después de una breve pausa para sacarnos fotos en aquel mágico lugar, pensamos en visitar Clifden, situado al suroeste de nuestra ubicación actual. Allí bajamos al puerto y, debido a la lluvia repentina, entramos en EJ Kings Bar & Restaurant, donde disfrutamos de unas sabrosas hamburguesas para cenar.

En cuanto terminamos nuestros platos, volvimos al coche y en él regresamos a nuestro apartamento, situado a casi una hora y media de Clifden.


WESTPORT Y DERRY/LONDONDERRY (DÍA 6)

WESTPORT

Al amanecer, desayunamos y comenzamos a movernos hacia Westport. Allí nos detuvimos a recorrer sus calles y paramos a comer en Friends Bistro, donde hallamos un muy amable servicio.

DERRY/LONDONDERRY

Seguimos con la ruta hacia la ciudad amurallada y, cuando llegamos, dejamos las cosas en nuestro apartamento situado a las afueras para después visitar el centro de Derry/Londonderry. Este se encontraba rodeado de murallas, las cuales visitamos después de cenar en Fitzroy’s. Os recomendamos apreciar las vistas desde lo alto de dichos muros, ya que son preciosas y te permiten comprender los hechos históricos que se llevaron a cabo tras los cañones.


CAUSEWAY, BELFAST Y DUBLÍN (DÍA 7)

CAUSEWAY

A la mañana siguiente, fuimos a Causeway, atraídos por las increíbles vistas y los escenarios que aparecieron en Juego de Tronos. Pisamos la mismísima Calzada de los Gigantes y disfrutamos de la brisa marina y el ambiente costero del lugar. Probablemente, el paisaje más imponente que pudimos observar junto con los acantilados.

BELFAST

Más tarde, retomamos nuestro viaje y llegamos a Belfast, para ojear el Mercado de St George y la Torre del Reloj Albert Memorial.

Comimos en Taylor & Clay Grill, recuperando así las fuerzas para el último empujón.

DUBLÍN

Finalmente, llegamos al punto de partida: Dublín. Allí aprovechamos para descansar en el apartamento antes de ir a cenar al Smokin Bones.

Para disfrutar de una de nuestras últimas noches en aquel maravilloso país, dimos un paseo hasta adentrarnos en el Temple Bar, bailando y cantando con aquella maravillosa música en directo y una Guinness en la mano.


FIN DE LA VUELTA A IRLANDA (DÍA 8)

A la mañana siguiente, técnicamente cumplimos nuestro octavo día en Irlanda, pero ya habíamos dado el viaje por concluido. No teníamos planeadas más visitas y era el turno de las compras antes de marcharnos. Desayunamos en Le Petit Breton debido a un repentino antojo de crêpes.

Ya con el estómago lleno, era el turno de adquirir souvenirs y regalos en una de las tiendas más icónicas: Carrolls Irish Gifts. Esta franquicia está por todas partes, así que no era de esperar que termináramos encontrando una el último día. En cuanto salimos a la calle, nos encontramos a cientos de aficionados vestidos de verde (de Limerick) y granate (de Galway) dispuestos a ver el partido de GAA que se disputaba.

Como fans de los deportes que somos, pasar por la tienda de O’Neills no podía faltar. Había ropa de fútbol, baloncesto, hurling, GAA, etc. Pero no nos quedamos ahí, pues teníamos tiempo de sobra para visitar Blanchardstown Centre, un centro comercial de la zona. Allí comimos en el Dunnes, que no fue lo mejor que habíamos probado, pero teníamos prisa por llegar al apartamento para dejarlo todo recogido e ir a cenar.

El día anterior nos quedamos con ganas de fiesta, así que seguimos la música hasta llegar al Ficzsimos Temple Bar, donde cantamos junto a un bajo y un guitarrista hasta que el cansancio nos ganó y pedimos un taxi para llegar al apartamento.

(Haz click para ver una parte el concierto)

IMG_3906.MOV


EL VUELO (DÍA 9)

Equipados como auténticos irlandeses (aunque llevásemos la palabra ‘turista’ tatuada en la frente), fuimos al aeropuerto y nos despedimos de aquella emocionante aventura, no con un ‘adiós’, sino con un ‘hasta pronto’.